He pensado que, ahora que es verano, nos gustará leer poesía bajo el parasol. Y una de las buenas opciones sería leer los poemas de Rafael Alberti:
Háblame del mar, marinero…
El mar. La mar.
El mar. !Solo la mar!
Te fuiste, marinerito, Quien cabalgara el caballo
en una noche lunada, de espuma azul de la mar
¡Tan alegre, tan bonito, de un salto, quién
cantando la mar salada! cabalgara la mar.
Nació y murió en El Puerto de Santa María (Cádiz). Esto es lo que se llama ser fiel a la tierra, como lo fue también al mar. Alberti hace una poesía “fresca, ágil, graciosa, parpadeante: andalucista”, como dijo un crítico. Influenciado por Góngora, de “Cal y canto” da paso a la fase superrealista de “Sobre los ángeles”. Cuando se afilia al Partido Comunista, su poesía da un giro y su tono es cada vez más irónico y desgarrado. Su obra es muy extensa. Yo me quedo con su “Arboleda perdida”, poesía de la nostalgia.
Utiliza el verso libre, caracterizado por su alejamiento intencionado de las pautas de rima y metro.